miércoles, 5 de junio de 2013

Sucesión de acontecimientos

Bueno, se me ha ido la cabeza y he hecho la memoria de la primera sesión de la actual partida. Fue hace ya un tiempo, con lo que cualquier cosa que veáis que me haya olvidado (probablemente muchas, por ejemplo el nombre del sumo sacerdote no lo recuerdo, así que el que lo haga que lo ponga donde corresponde) o resumido excesivamente, o cosas que dijeran vuestros personajes y haya cambiado o no puesto, o cualquier cosa, sois libres de editar el relato y añadirlo (Es más, hacedlo, porfi), de hecho lo voy publicar sin releerlo así que tendrá un montón de mierdas (Como las que hay tachadas, ya digo que no lo voy a revisar así que lo que no os guste borradlo). Cuando en algunos diálogos he puesto cosas muy absurdas sin tachar, es porque es lo que dijeron/dijimos realmente (o muy parecido) las personas reales, como si fuéramos los personajes.



Segunda temporada

 

 Prólogo / Epílogo de la primera temporada:

 

Tras derrotar sin extraordinario problema (a pesar de lo que quiso resistirse) al nigromante jefe de las Cuevas del Caos y escapar por los pelos por el acueducto hasta el exterior (llevándose consigo el trozo de pergamino del nigromante), el grupo de aventureros volvió a la fortaleza de la que partieron hacia las cuevas.

 

 Día 1:

 

Cuando llegaron a la fortaleza, ésta estaba muerta. Los cadáveres estaban esparcidos por doquier y no había rastro de vida alguno. Cuando el grupo estaba debatiendo a las afueras de la fortaleza sobre qué hacer, vieron salir corriendo todo lo rápido que podía a un elfo con pintas de ladrón, pasando de largo justo por delante de ellos. Parecía huir de algo, y para cuando los demás se preguntaban de qué podía ser, vieron cómo los cadáveres salian a montones de la pequeña ciudadela, tras ellos, con lo que todos siguieron al extraño elfo con el fin de salvar la vida. Los recién reanimados cadáveres no se movían demasiado deprisa, con lo que al cabo de un rato de carrera consideraron que estaban a salvo, e hicieron las presentaciones necesarias.

- ¿Quién eres?- Dijo Kyel tomando la palabra.
-  Me llamo Blitz, soy un pedazo de hijo de puta así que no me mires mal o te rajo la cara.
- ¿Y qué hacías dentro de una fortaleza llena de cadáveres?- Inquirio el explorador.
- Yo estaba drogándome durmiendo tranquilamente en la posada y cuando desperté estaban todos muertos. Cuando salí de allí indagué un poco y de pronto empezaron a levantarse todos los cuerpos. Pero bueno, creo que lo importante era alejarse de allí, así que, ¿qué más da ahora? En fin, ¿tenéis algún rumbo en particular? Podría acompañaros, así yo estaría más protegido y vosotros podrías aprovechar mis habilidades.
- ¿Y qué sabes hacer tú, aparte de robar?- Dijo secamente el espadachín.
- No soy un vulgar ladrón, pelanas. Se me da bien encontrar trampas y desactivarlas, entre otras cosas. Además, siempre viene bien un brazo armado más.
- Está bien, dejaos de cháchara. Únete a nosotros si quieres, nos dirigimos a Aguas Profundas para intentar descubrir qué ha pasado aquí. - Intervino de pronto Kira.
- ...- Dijo Nazaaha.
- Bien, prosigamos nuestro camino, pues.- Resolvió Tanthalas.
- Está bien... pero te tendré vigilado de cerca, pícaro. - Dijo con resquemor Kyel, poniendo énfasis en la última palabra.

Blitz hizo una mueca y se rió.



Viajaron sin altercados durante algunos días hasta la ciudad de Aguas Profundas y llegaron sin problemas. Entraron por la puerta del sur y comenzaron a caminar por las calles. Kyel divisó a quien le pareció ser un guardia de la ciudad que acababa de terminar su turno y se marchaba a su casa. Se acercó gentilmente y le saludó:

- ¡Buenos días, mi buen señor!- Saludó Kyel alegremente.
- Buenos días, joven.- Respondió el guardia con amabilidad.
- Por vuestra apariencia, dejáis ver a la legua que sois un gran soldado, un hombre bien armado y experimentado.
- Sólo soy un guardia de la ciudad, pero te lo agradezco. ¿Puedo ayudarte en algo?
- Desde luego, Ser. Al veros he imaginado que sois gran conocedor del buen acero, y me preguntaba si podríais indicarme dónde puedo encontrar un sitio en el que vendan equipamiento de combate de calidad.
- Oh, conozco a un herrero expléndido. Está tres calles más allá, es un joven con mucho talento.
- Muchas gracias, señor, sois un gran hombre.
- No hay de qué, muchacho. Buena suerte.

El grupo siguió a Kyel y acabaron llegando al puesto que el guardia le había indicado. Un local humilde y sin paredes, donde un joven muy muscoloso y sudoroso se hallaba martilleando el acero al rojo y bañándolo en un cubo de agua.

- Me estoy poniendo cachondo.- Reconoció Blitz.

Se acercaron y renovaron su equipo: vendieron lo que ya no les servía, algún equipamiento que encontraran en las cuevas del caos y lo que consideraron rentable, y compraron armaduras, armas nuevas, etc. Kyel le dejó los restos de su katana rota para que la reparase y el herrero le dijo que fuera a recogerla al albor del día siguiente.

Volvieron a callejear y encontraron una joyería. Tanthalas y Kyel entraron para vender las gemas y tesoros similares que habían encontrado en las Cuevas del Caos. Dentro, un anciano regentaba el local. Thantalas le mostró su mercancía y vio que el dueño estaba intentando estafarle, y enfureció.

- No puedo darte más de doscientas monedas de oro por esto.
- ¡Phir Talát!- Exclamó en lengua élfica, al tiempo que le agarró del cuello de la camisa y le amenazó.- No trates de estafarme, anciano, o serás tú el que pague un alto precio.
- Está bien, te daré quinientas piezas de oro, pero marchaos ahora mismo de mi tienda y no volváis jamás.- Concluyó el anciando, atemorizado.
- ¡Eh, yo no he tenido nada que ver!- Intentó excusarse Kyel.- Deberías mirar mi mercancía antes de...
- ¡GUARDIAS! ¡GUARDIAS!- El anciano empezó a gritar, pero enseguida Kyel saltó el mostrador y lo estampó contra la pared, tapándole la boca con una mano y pegando con la otra una daga a su cuello.
- Mira, anciano. Yo no he tenido nada que ver como para que llames a los guardias, así que ahora mismo vas a ver mi mercancía, me la vas a comprar y me marcharé y no volveré jamás. ¿Lo has entendido?- El anciano asintió lentamente.- Bien, terminemos con esto, pues.

Kyel vendió sus gemas y cuando salió al exterior poco después que Tanthalas, se encontró con que dos guardias acababan de acudir a la llamada.

- ¿Qué diablos ocurre aquí?- Quiso saber uno de ellos.
- ¡Oh, guardias! ¡Debéis entrar ahí dentro! Un ladrón ha venido y amenazado al dependiente, y lo tiene acorralado mientras le saquea la tienda. ¿Verdad, Tanthalas? Díselo.- Dijo Kyel intentando salir del apuro.
- Si eso es cierto, ¿por qué ha salido tu amigo tan tranquilamente y tú detrás poco después?
- Porque... eh... el ladrón sólo quería robar, nos ha dejado salir a los clientes. ¡Rápido, debéis detenerle!
- ¡Basta de tonterías!- Replicó el guardia.- Quedáis ambos arrestados, acompañadnos.

Cuando los guardias avanzaban hacia ellos sacando las espadas, el recién reclutado compañero apareció de la nada.

- ¡Guardias! ¡Oh, qué tragedia!- Exclamó con su voz más dramática.- ¡Están secuestrando a un pobre niño! ¡Por favor, defended a esa inocente criatura!

Tras dudar un instante, los guardias envainaron. El que había hablado todo el rato dirigió una severa mirada a Kyel.

- Como vuelva a verte por aquí, te las verás conmigo.


En cuanto los guardias se marcharon, ellos hicieron lo propio y salieron de la zona.

- Gracias, supongo.- Dijo Kyel al pícaro con desgana.
-  Por vuestra culpa ahora no he podido vender mis cosas.- Intervino Nazaaha, en un tono sarcástico y borde.- Espero que no vayáis amenazando a todo el que veamos o tendremos que huir de aquí también.

Se adentraron más en la ciudad, y caminaron hasta llegar a la zona noroeste de la misma, el barrio pobre. Allí Kyel divisó a lo que le parecía que era un sacerdote y se acercó a hablar con él, tal como hizo con el primer guardia.

- ¡Buenos días, padre!
- Buenos días, hijo. ¿Puedo ayudarte en algo?
- Parecéis un hombre de gran sabiduría, y me preguntaba si podríais ayudarme con esto.- Dijo señalándose el parche del ojo.
- Yo no diría de gran sabiduría, je, je.- Respondió el anciano alegremente.- Sólo soy un humilde sacerdote, servidor de Pellor. No albergo tal poder, pero el sumo sacerdote [Putonombre], que se halla en el templo de Pellor quizás pueda ayudaros. Está allí.

El sacerdote señaló al norte, donde el edificio más magistral del barrio se alzaba sobre los demás, con grandes ventanales que le conferían aspecto catedralicio.

- Muchas gracias, padre.
- Que Pellor esté contigo.

Marcharon hacia el edificio, entraron y avanzaron por la pasarela con bancos de madera a ambos lados, excepto Blitz, que se puso a otear la zona. Al final, vieron al fondo a un hombre muy anciando escribiendo en pergamino. Al verlos, se levantó y se acercó a ellos.

- Bienvenidos al templo de Pellor. ¿Puedo ayudaros en algo, jóvenes?
- Sí, padre. Buscamos al sumo sacerdote [Putonombre].
- Lo tenéis ante vuestros ojos.- Respondió el anciano esbozando una sonrisa.
- ¡Oh, su santidad! Perdí mi ojo, como podéis ver, en una cruenta batalla junto a mis compañeros. Deseo con gran fervor recuperar mi visión. ¿Podríais ayudarme?
- Claro que sí, hijo. Dime, ¿eres adorador de Pellor?
- Eh... sí. -Dijo tras dudar un instante, pero el sumo sacerdote vio la mentira en su ojo sano.
- ¿Por qué me mientes, hijo mío?
- Lo siento, padre, estoy muy desesperado por recuperar mi ojo. Adoro a Elhonna, y estoy muy arrepentido de haberos mentido.
- No te preocupes, aquí no juzgamos a nadie por sus creencias. Venga, ven conmigo.

[Putonombre] lo guió hasta uno de los bancos, lo sentó y puso la palma de su mano sobre el parche. La palma de la mano comenzó a emitir una luz blanca, y del dolor de la curación Kyel se agarró al banco con las manos y se puso a patalear y a gritar con una voz tan aguda como la de una soprano niña. Cuando todo terminó, Kyel se levantó y se quitó el parche.

- ¡Veo!- Exclamó con alegría.
- Grandioso es Pellor. Solo os pediremos un donativo para poder mantener el [Puto edificio]. Apenas tenemos ganancias y sobrevivimos como podemos. Tan solo serán diez monedas de oro.
- Puede que debido a esto salve la vida en el futuro. Os daré sesenta piezas de oro.
- Gracias, hijo mío, por tan generoso donativo.

Kira carraspeó, cortando la cháchara.

Hemos encontrado este trozo de pergamino en la habitación de un nigromante en las Cuevas del Caos. Ninguno sabemos identificar qué aparece. Dinos qué es.

[Putonombre] miró con severidad los ojos rojos del encapuchado, cogió el papel y fue a examinarlo a su escritorio. Mientras tanto Nazaaha hizo un extenso relato sobre lo que había acontecido en las Cuevas del Caos y la fortaleza, y entretanto Blitz volvió al grupo. Cuando terminó, el sumo sacerdote volvió a examinar el pergamino y se dirigió a los aventureros.

Aquí pone que os vayais a la tumba del semiliche Acererak. Dice eso exactamente, dice: "Iros a la tumba del semiliche Acererak. Menos Kira. Kira tiene que irse, que lo sustituya el pícaro." habla sobre cómo ha estado envenenando las cosechas para provocar la catástrofe de la fortaleza de la que venís. Menciona [info sobre la tumba del semiliche Acererak y cómo les indica cómo llegar y demás. De esto no recuerdo casi nada así que el que lo recuerde que lo redacte].

Oh, jóvenes aventureros. ¿Puedo pediros que os adentréis en la tumba y derrotéis a Acererak?

- Os debo gratitud eterna. Contad conmigo.- Dijo Kyel el primero.

Los demás se miraron los unos a los otros, y finalmente respondieron.

- Meh.
- Pos venga.
- Pos vale.

[Putonombre] sonrió y se acercó a una repisa. Al volver trajo consigo una varita y un amuleto.

- Ya que vais en mi nombre, os ayudaré en la medida en que pueda. Aquí tenéis una varita de resurreción. Si alguno de vosotros muere, podrá devolverlo a la vida. No obstante, tened mucha cautela, pues la muerte aguarda en cada rincón de la tumba, y la varita tiene ocho cargas. Ni una más, ni una menos.

Nazaaha tomó la varita y se la guardó.

- También os dejo este amuleto bendecido por Pellor. Eventualmente tendrá el poder para que podáis trasladaros instantáneamente desde la tumba hasta aquí. Pero cuidado, marchaos con reservas, pues sólo se activará cada cierto número de días.
- Elhonna y Pellor se llevan bien, yo lo llevaré.- Dijo Kyel, tomando el amuleto y colgándoselo al cuello.
- Bien, hijos míos. Que la Fuerza fortuna y el bien os acompañen por la tenebrosa tumba. Esperaré vuestro regreso sanos y salvos.
- Disculpadme. ¿Vendéis algún tipo de poción curativa aquí?- Quiso saber Blitz.
- Sí, el sacerdote Wallen os venderá las que necesitéis.- Dijo señalando a un sacerdote que se hallaba en una pequeña habitación, repleta de frascos en estanterías.- Comprended que necesitamos el dinero, como os he explicado antes.
- ¿Y vendéis también pociones con efectos especiales?- Preguntó de nuevo el pícaro.
- Nope.

Fueron a comprar unas cuantas pociones cada uno y salieron del edificio. Una vez fuera, se reunieron.

- Bueno, creo que deberíamos contratar a alguien para nuestra comienda.- Dijo Blitz.
- Podríamos buscar en tabernas, muelles, y sitios así.- Propuso Tanthalas.
- El paseo marítimo tiene ambas cosas.
- Pues vayamos allí en primer lugar, entonces.

Los demás estuvieron de acuerdo con los elfos, así que se dirigieron al paseo marítimo. Comenzaron a buscar, aunque entretanto Blitz provocó a Kyel y éste, molesto, intentó empujarle. Para cuando el pícaro consiguió evadirlo y tirarlo al suelo, los demás se habían acercado a hablar con un muchacho bastante musculoso que había en los muelles y que parecía trabajar allí de mozo.

- Chico, ¿cómo te llamas?- Preguntó Tanthalas.
- Thirion, señor.- Respondió el joven.- ¿Puedo ayudaros en algo?
- Eso depende. ¿Sabes manejar un arma?
- Aprendí a manejar la espada desde pequeño, sí. Por si alguna vez tenía que defender la mercancía.
- En ese caso sí. Somos un grupo de aventureros, y estamos a punto de embarcarnos en una misión bastante peligrosa. Si nos acompañas podrás conseguir suficientes riquezas para salir de la pobreza y vivir donde quieras y como quieras.
- La verdad es que nada me ata a aquí. Hago este trabajo porque es lo único que tengo para comprarme algo de comer.
- ¡Qué mono!- Dijo Nazaaha apretándole una mejilla con los dedos.

Entretanto volvieron los otros dos.

- Perfecto. Supongo que no tienes ninguna clase de equipo.- Thirion negó.- Bueno, toma diez monedas de plata y pasa la noche donque quieras. Lávate y aséate en condiciones, y mentalízate para afrontar el peligro. Nos veremos mañana en la puerta norte de la ciudad, al amanecer. Te llevaremos el equipamiento necesario. ¿De acuerdo?
- De acuerdo.- El mozo cogió las monedas y se fue corriendo.
- Espero que aparezca y no huya con mi dinero.- Suspiró Tanthalas.

Tras explicarle la situación a los dos que se la habían perdido, se marcharon en busca de un lugar en el que pasar la noche, pues el cielo ya oscurecía. Llegaron al barrio residencial y entraron en un local de hospedaje de bastante nivel. Las habitaciones eran un poco caras pero muy cómodas. Todos se acostaron enseguida.


A la mañana siguiente encontraron un cartel clavado en la puerta de la habitación de Kira que sólo decía: Me voy. A nadie le sorprendió esa actitud y a Blitz no le importaba, así que se fueron sin más.

Era poco antes del amanecer, así que todos se fueron a la puerta norte a reunirse con Thirion, excepto Kyel, que fue a toda velocidad a donde se hallaba el herrero, para comprar equipamiento para Thirion y recoger su katana reparada, y en el camino de vuelta compró raciones de comida para todos, para una semana. Cuando se reunió con los demás, Thirion estaba con ellos, y se dio cuenta de que estaba totalmente limpio y aseado para alivio de Thantalas, así que le dio la espada larga, el escudo de metal y la armadura de mallas que le había comprado.

Bien, en marcha.- Dijo Kira, que no estaba allí pero me he colado y lo he puesto Tanthalas..

No mucho más lejos de las puertas, vieron a un hombre con un carro que alquilaba, así que hicieron uso de sus servicios para que los transportara hasta la zona boscosa a la que se dirigían. Una vez allí, se adentraron en el bosque y merodearon hasta que vieron una serie de túmulos que resultaron ser grandes rocas. Cuando se acercaban a investigarlas, una bola de fuego impactó en el pecho de Thirion, derribándolo al suelo, al tiempo que aparecían de detrás de las rocas cuatro acólitos con túnicas escarlata, seguidores del nigromante de las Cuevas del Caos, buscando venganza.

La batalla duró poco. Blitz se separó del grupo para intentar flanquear, mientras que Kyel cargó de frente contra los dos que tenía más cerca, con una katana en cada mano, Tanthalas hizo uso de su fantástico arco que confería el poder de explotar a las flechas que lanzaba, y Nazaaha combatió con sus hechizos: Embrujó a un acólito y le ordenó que se inmolara, cosa que hizo justo cuando Blitz le estaba atacando con su daga por la espalda con tal fuerza que casi lo levantaba del suelo, con lo que salió despedido hacia atrás cuando el acólito se flameó. Entre Kyel y Tanthalas dieron buena cuenta de los otros tres, y para cuando el combate terminó, Thirion estaba levantándose del suelo.

- ¿Estás bien, Thirion?- Le preguntó Kyel. Thirion asintió.- No te preocupes, has tenido mala suerte, ya tendrás otra oportunidad de demostrar tu valía.


Se pusieron a investigar la zona y descubrieron tres entradas secretas subterráneas. Pasaron buena parte del rato excavando la que estaba más a la derecha, hasta que hubo suficente hueco para entrar. Estaba totalmente oscuro dentro, salvo por la poca luz del exterior.

- Conozco un hechizo que nos será de gran ayuda para esto.- Dijo de pronto Nazaaha.
 
La sacerdotisa hizo aparecer una luz permanente que servía de antorcha, y se adentraron en el interior. Dentro, sólo había un pasillo que llegaba hasta una puerta doble. Avanzaron con mucha cautela, buscando trampas y llegaron a la puerta sin problemas. Blitz observó en busca de trampas en la propia puerta y pomo de la misma pero no las encontró, pero cuando decidieron tirar del mismo, se escuchó un crujido al abrir la puerta, que mostró un muro de piedra. Medio segundo después de abrir la puerta falsa, el techo se derrumbó sobre sus cabezas, aplastándolos. Pudieron salir a duras penas, habiendo recibido severos daños y teniendo que curarse a base de hechizos y pociones, y finalmente volvieron al exterior.

- Una entrada falsa.- Se quejó Tanthalas.
- La primera en la frente.- Observó Kyel.
- Tenemos que tener muchísimo cuidado de aquí en adelante si no queremos morir sepultados, envenenados o descuartizados.- Dijo la curandera.
- Thirion, tú delante a partir de ahora.- Le espetó Blitz con una palmada en la espalda.- A ver si vas haciendo algo.

A Thirion no le gustó la forma en que se lo dijo, pero obedeció.

- Bueno, creo que la entrada verdadera es más probable que sea la del centro, así que deberíamos intentar por esa.- Prosiguió el pícaro.

Los demás no vieron objeción alguna, así que excavaron de nuevo en la entrada central hasta que de nuevo tuvieron apertura suficiente para entrar, con tan mala suerte que en el proceso el escudo de Thirion se partió, pese a que era de metal. Cuando estuvieron preparados, se pusieron en formación y se adentraron en la tumba.

Yamato

Bueno, ya que nadie pone nada, dejo una imagen de la katana eléctrica que lleva Kyel, Yamato:


Cada vez que se ataca con ella la hoja relampaguea brevemente con rayos de color azul eléctrico (valga la rendundancia).

domingo, 12 de febrero de 2012

death from above

Gatico gains bloodlust.
Gatico hits you for 7k from backscratch (critical).
You die.
Gatico gains stealth.



Espero que no os importe la pequeña gran intromision del gato ninja en el blog.Queria ponerlo de fondo de google pero me pedia que tuviese la foto en algun servicio google, y no me iba a poner a hacer un picasa de esos..

ALL HAIL NINJA CAT

sábado, 7 de enero de 2012

Capítulo 1: Por la Gloria y la Fortuna

Parte 2

El ataque kobold los había dejado algo tocados, pero aun fuertes y predispuestos.
El grupo de guardia yacía ahora sobre el suelo, muertos todos, mientras los cuatro compañeros se
disponían a registrarlos.
Mientras estaban agachados, pendientes de su trabajo de búsqueda oyeron unos terribles gritos y
gemidos que provenían del corredor de su izquierda por el que observaron que se acercaba un tumulto de brillantes y rojizos ojos; ratas de las cavernas.
Tan grandes como gatos monteses, una pequeña avalancha de inmundos roedores se precipitaban hacia los seis, cogidos por sorpresa apenas si tuvieron tiempo de reaccionar, Tanthalas fue el primero en cargar su arco y disparar, pero no pudo apuntar, disparó al bulto y tuvo la suerte de empalar a dos ratas y arrastrar a una tercera.
Ante el acertado ataque de su compañero elfo, Kyel disparó a su vez también con su pequeño arco
matando otra rata y atontando a una tercera mientras indicaba al mercenario gordo, Dorcas, que cubriese el flanco derecho. Lo mismo iba a hacer con Ivolay, pero el esquizofrénico mercenario, al ver las ratas se puso a chillar por encima del tumulto general y fue corriendo a colocarse detrás del explorador elfo en un intento por obtener protección, colgándose de su manga impidiéndole
usar el brazo.
Tras este alarde de valentía, Nazaaha y Kira reaccionaron ante el ataque, primero el mago lanzó un rayo de escarcha sobre la marea negra de insidiosos ojos rojos, que ralentizó la acometida, y se ocultó tras la humana, que disparó su ballesta matando a más ratas.

Las ratas continuaron corriendo hacia el grupo de aventureros, pero no se acercaron al protegido
mercenario que enarbolaba su lanza con furia mientras se ocultaba tras su escudo.
Incapaz de disparar de nuevo su arco, el explorador elfo, le dio un fuerte codazo en las costillas a su compañero mercenario para quitárselo de encima y así poder hacer uso de su arma; con lo
volvió a descender el numero de ojos rojos que se acercaban en tropel y haciendo que el bizco hombre corriera a escudarse detrás de Kyel que también dio buen uso de sus armas para deshacerse de mas roedores. A pesar de estos intentos las ratas se echaron encima de los dos compañeros y comenzaron a subírseles por las piernas entorpeciendo sus movimientos.
Kira dio buena cuenta de dos, de las tres ratas que tenia encima el guerrero humano, matando a una y atontando a otra, mientras la sacerdotisa acababa con la otra rata que había caído al suelo.
Kyel se quitó a la rata que tenía encima de un espadazo, mientras Tanthalas hacia lo mismo con sus cuatro ratas, consiguiendo matar a tres y quitándose a la cuarta de encima.
Este último roedor, viendo que habían muerto todas sus compañeras corrió de vuelta al pasillo por el que había salido, pasándole una lanza por encima, lanza que había tirado Dorcas a una orden del grupo, yéndose a estrellar al final del pasillo.
Kyel no estaba dispuesto a que ninguna rata escapase asique volvió a sacar su pequeño arco,
apuntó y atravesó al infortunado animal.

Acabada la lucha, Ivolay se tranquilizó y Kyel le dio unas palmaditas en la espalda en señal de
compañerismo; y terminando de registrar a los kobolds muertos, se encaminaron a la sala donde esta el puesto de guardia con intención de registrarla también, aunque solo encontraron una especie de pinchitos de carne que no supieron discernir de que era.
Cuando volvieron a la ante sala, decidieron ir detrás de la lanza perdida de Dorcas, que ahora se las apañaba con una diminuta lanza kobold, y como el pasillo estaba muchísimo mas oscuro que aquella parte del complejo, encendieron una antorcha que llevó Kyel.
- Estúpida luz del infierno.- oyeron quejarse a Kira, mientras se ajustaba la capucha para hundirse aun más en la penumbra que esta le proporcionaba.

Avanzaron hasta llegar al final del pasillo donde hacia una curva hacia la derecha y donde vieron que se hallaba la lanza perdida.

Dorcas se adelantó para cogerla, dejando a un par de pasos atrás a Tanthalas y a Kyel, que
alumbraba el lugar; pero cuando el mercenario cojo se agachó para coger su arma perdida, una enorme rata, mucho mas grande que las anteriores, seguramente la madre, apareció por el recodo y se abalanzó sobre el desprotegido hombre mordiéndole su única rodilla buena.
Tras esta enorme rata, le seguían dos más de tamaño normal que se lanzaron contra el grupo, pero se vieron rápidamente interrumpidas por un ballestazo del mago Kira, a la vez que Kyel soltaba la antorcha justo delante de los dos roedores y se lanzaba a la carga contra la madre rata, acompañado por los incesantes flechazos del elfo.
Increíblemente, el roedor gigante cayó antes incluso, que las dos ratas que amenazaban a Kira y
Nazaaha, aunque la mujer dio buena cuenta a de ellas, y la otra murió bajo el cortante acero de Kyel.

Cogidos siempre con la guardia baja hasta ahora, el grupo no quiso aventurarse dentro de la caverna en la que terminaba el pasillo, y tras ver por encima que era una especie de basurero, los seis se volvieron sobre sus pasos para coger el otro pasillo que aun no habían explorado, aunque con gran cautela, pues casi todos estaban heridos y el caso mas preocupante era el Dorcas, que ahora caminaba sosteniéndose en la lanza de kobold que le hacia las veces de bastón de apoyo.

Se internaron en el corredor y pasaron por delante de un pasillo que se dirigía al norte, pues al
final del pasillo en el que estaban, se vislumbraba otra caverna, que al acercase un poco mas vieron que estaba plagada de kobolds, no guerrilleros como con los que habían luchado, sino, individuos mas corrientes, siete machos ataviados con taparrabos y tres hembras al fondo las cuales cuidaban de unos cuantos bebes y niños kobolds.
Tras debatir, mas por medio de gesto que susurrando, los cuatro aventureros se pusieron en la entrada y realizaron una andanada de flechazos, que tan solo acabó con dos machos y que
puso al resto en movimiento y a los bebes a llorar y chillar.

Dos kobolds se parapetaron en unos muebles viejos que había en el centro de la sala, otros dos
se pusieron en las esquinas a ambos lados de la entrada y el último macho kobold que quedaba se dispuso a defender a las hembras y a los niños con una onda.

Tanthalas se movió rápidamente hacia la izquierda de la sala y mató al kobold que había corrido
hacia aquella esquina, mientras, a su vez, Kyel hacia lo mismo con el otro macho que había ido hacia la esquina derecha.
Kira se situó detrás del elfo y disparó su ballesta contra el kobold de la onda que estaba delante de los niños y hembras kobolds, pero erró el tiro y mató a dos niños; con lo que los chillidos, ahora incluidos los de las hembras, se hicieron más ensordecedores.
Al lado del mago, apareció Nazaaha, que también disparó contra el kobold de la onda, pero como
este se había movido para esquivar el ballestazo anterior, el virote apenas si lo rozó pero mató a otro niño y a si madre, haciendo que una de ellas saliera corriendo en busca de protección en el parapeto.
Los dos mercenarios corrieron hacia el parapeto en un intento por rodearlo, pero Kyel se les
adelantó y, llevado por el impulso de la carrera, atravesó al kobold de parte a parte, mientras en el otro lado, Ivolay, de un lanzazo, aplastaba contra el suelo a la desafortunada hembra que había corrido a esconderse allí, e intentando hacer que se desprendiera el cuerpo muerto a base de fuertes sacudidas, el elfo, lo rodeó y atravesó la cabeza del otro macho que quedaba tras el parapeto de un flechazo.
Kira y Nazaaha, mientras todo esto ocurría, siguieron en sus intentos por acabar con el último
macho de la onda a base de disparos, pero su puntería no estaba muy perfilada y tan solo abatieron a unos cuantos niños más.
No murió hasta que Kyel se acercó al humanoide.

- Matad a los niños de una vez y marchémonos.- dijo el mago, aunque no se sabía si en su tono de
voz había entusiasmo o molestia por los incesantes gritos.
- Ni hablar.- respondieron al unísono los varones, elfo y humano.
- Están alertando a toda la cueva de que estamos aquí, matémosles de una vez y sigamos nuestro
camino.- intentó razonar con ellos.
- Son solo niños, nosotros no matamos a los niños.- rugió Kyel indignado.
- Son una raza malévola, es un bien que hacemos para futuros exploradores.- siguió Kira.
- No.- concluyó Tanthalas mientras se daba la vuelta dando por acabada la conversación.

Tras el pequeño roce entre los tres varones, el grupo volvió a los pasillos y siguieron explorando
la cueva tomando el corredor que había pasado de largo anteriormente.
Este pasillo terminaba en una curva a la derecha y había una puerta justo antes a la izquierda.
Al llegar al final del pasillo vieron que la curva daba a otro gran corredor muy oscuro y les era
imposible distinguir lo que había al final, pero el estampido de los virotes chocando contra la roca que tenían justo detrás, además de que uno de estos virotes le había rajado un poco la capucha al desconocido mago, les hicieron saber que en el otro extremo había más enemigos.
- Hay un parapeto al final y está iluminado.- comentó Kira, mas para si mismo que para sus
compañeros, pero estos lo observaron interrogantes preguntándose había sido capaz de ver en la negrura tan absoluta que era el pasillo.
Estando tan cansados y heridos como iban decidieron que no se arriesgarían atravesando un pasillo en el que eran un blanco fácil y además sin ver a sus enemigos, asique volvieron para ver se conseguían abrir la puerta y ver lo que les deparaba el destino, pero por mas que la forzaron y aporrearon no consiguieron nada, y pronto la dejaron de lado cuando Nazaaha, en última posición, fue atacada por la espalda por la última hembra kobold superviviente.
Por suerte para la mujer, la kobold erró el ataque y su clava se quedó incrustada en el escudo que
llevaba la sacerdotisa a la escalda. Siempre presto a ayudar, Kyel salió corriendo para acabar con la amenaza, pero debidos a los tirones que daba la maltrecha criatura y al intento de la mujer por quitársela de encima, el guerrero falló y le hizo un profundo corte en la espalda a su compañera que cayó al suelo al fin libre de la clava.
Olvidándose de la kobold, Kyel se apresuró a ver como estaba la mujer dejando a la pequeña hembra en manos del experimentado elfo que pronto le dio muerte.
Aun consciente, la sacerdotisa se apresuró a curarse con un conjuro que contuvo la hemorragia y la ayudó a ponerse de nuevo en pie y se encaminó presta a instalar el campamento, para pasar la noche, en la sala de la guardia kobold, con las constantes disculpas de su compañero humano siempre a la zaga.

- Ya os dije que tendríamos que haberlos matados.- comentó el siempre hiriente mago.

Usaron varios muebles rotos para parapetar la entrada a la estancia y poder dormir tranquilos y aun así se turnaron para hacer las guardias, no sin antes haber comido y haber curado en todo lo posible a los más grabes del grupo.
Durante el turno de Dorcas, Nazaaha se despertó por el roce de unas botas muy cerca de cabeza y
abriendo los ojos con cuidado descubrió a un kobold de espaldas a ella que miraba a Kyel y a otro kobold que bajaba de espaldas el parapeto donde dormía plácidamente el mercenario de guardia.
Sin plantearse mucho la estrategia, le dio una patada a Kira, que dormía a su otro lado, y con el
mismo impulso le asestó, en la cadera, un golpe con su maza al kobold que le daba la espalda que gritó.
Kira se despertó en cuanto le dieron la patada y viendo la situación agarró su bastón y le propinó
otro golpe a la desafortunada criatura, que no tuvo tiempo de volver a gritar, pues también se habían despertado todos los demás, y Tanthalas lo remató de una cuchillada.
Kyel, al ver caer al enemigo que tenia delante, puso su atención el otro intruso que bajaba el
parapeto y agarrando su pequeña hacha arrojadiza hizo buen uso de ella y la insertó en la espalda del kobold matándolo, pues al caer de espaldas el hacha se clavó aun mas debido al peso.

Tras este suceso, no consiguieron seguir durmiendo bien, y pronto estuvieron listos para seguir en su exploración, bastante más descansados.

Volvieron a ir hasta el recodo que daba al largo pasillo oscurecido, y, de nuevo también, les
recibieron con flechazos que se estamparon contra la roca, pero esta vez venían con una estrategia.
Recurriendo a sus poderes, Kira, creó un globo de oscuridad en el centro del pasillo, impidiendo
que nadie pudiese ver a ningún lado y echaron a correr.
Cuando traspasaron el globo de oscuridad vieron que tres kobolds se ocultaban tras un parapeto de muebles viejos, que los recibieron con una lluvia de flechazos que consiguieron esquivar de milagro.
Kira se situó a la izquierda, justo donde acababa el parapeto y disparó su ballesta contra el
primer kobold, pero llevado por el impulso de su carrera no consiguió apuntar bien y el virote solo causó una herida de escasa consideración, pero tampoco importaba demasiado pues los otros tres compañeros del mago, saltaron por encima de los muebles y llevados por el impulso los tres acabaron de un solo golpe con sus adversarios, maza, arco y katana redujeron el grupo de enemigos a cero.

Tras esta espectacular escena, registraron los muebles y los cadáveres y el explorador elfo consiguió unas cuantas flechas mas para su aljaba, pero poco mas.
Ya se disponían a continuar cuando vieron aparecer al kobold más grande que habían visto nunca, del tamaño de un enano, e igual de robusto, les atacó con un hacha gigantesca.
Con la guardia baja, Nazaaha se llevó el primer golpe, aunque tuvo los suficientes reflejos para minimizar los daños. A la vez que Kira, viendo que estaba en desventaja en un ataque cuerpo a cuerpo con aquella criatura, realizó otro hechizo y levitó a varios metros del suelo, alejándose del jefe kobold.
Tanthalas y Kyel corrieron en ayuda de la sacerdotisa y con tres certeros golpes acabaron con la
amenaza del jefe kobold.

Registraron al difunto jefe de la tribu y obtuvieron una cota de malla y el hacha, que llevarían los
dos mercenarios hasta que pudiesen venderlas, un collar que guardó el elfo y una llave que supusieron que era de la puerta que no habían podido abrir.
Se alejaron un poco del lugar de la pelea y descubrieron la habitación del jefe kobold, que
registraron a fondo hasta dar con un cofre repleto de monedas de oro que se repartieron.
Finalmente entraron en la habitación que obstruía la indestructible puerta con ayuda de la llave hallada en el cuerpo del gigantesco jefe y tras ver, que solo era un almacén de comida
y no había nada de valor, se dispusieron a salir de la cueva, para entrar en la siguiente y ver que nuevas aventuras les deparaba.

lunes, 19 de diciembre de 2011



Impresion aproximada de la entrada a las cavernas.

Kyel Larth


De ojos verdes y largo cabello castaño, el espadachín Kyel llegó a la Fortaleza de la Frontera desde tierras muy lejanas blandiendo su fiel katana. Abandonó su hogar hace varios años, y desde entonces ha viajado como un alma errante hasta conocer a sus actuales compañeros.

Humilde y de buen corazón, Kyel no dudará en proteger, con su vida si es necesario, a aquellos a quienes más valore. No se deja intimidar fácilmente, pero sabe tragarse su orgullo cuando le parece necesario. Se comporta alegre, iniciativo y a veces bromista ante los demás, y nunca se muestra desolado aunque así se encuentre, para no perturbar a nadie más. Siempre intenta mirar más allá de lo visible para conocer a las personas más de lo que ellas mismas se dejan. Lo normal es que el trato y el respeto que dé a una persona sea el correspondiente con el que recibe de la misma, a menos que sienta especial interés o repulsión por dicha persona.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Tanthalas


Tanthalas destaca del resto de sus compañeros,aparte de por ser un Elfo, por ser esbelto y desgarbado y tener un largo pelo rubio. Siempre tiene una expresión seria y aunque parece distante,le cuesta poco confiar en las personas que no conoce. Como todo elfo, suele tener una actitud ligeramente altiva hacia las demás razas,especialmente hacia los humanos aunque nunca le negará ayuda a ninguno,sin esperar nada a cambio. Nada de sabe de él antes de llegar a la Fortaleza de la Frontera, donde conoció a sus compañeros de viaje, aunque ya han podido comprobar que tiene buen manejo del arco y que sabe moverse con gran agilidad por los bosques.

Music


MusicPlaylistView Profile
Create a playlist at MixPod.com